Manifiesto de IU en el día internacional por los derechos del colectivo de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales
Txema Gonzalo
Coordinador Federal del Area por la Libertad de Expresión Afectivo-Sexual de Izquierda Unida
El 28 de junio se celebra en muchos países del mundo el Día Internacional por los Derechos de Gays, Lesbianas y Transexuales. Es una fecha de celebración y de reivindicación, según los países y situaciones.
En España salimos a las calles de muchas ciudades para ambas cosas, celebrar lo que hemos conseguido hasta la fecha, y reivindicar lo que aun nos falta. La igualdad formal la hemos conseguido tras años de lucha gracias a unas reformas legislativas que dejan de discriminar a las parejas del mismo sexo, por un lado, y permiten la adecuación de nombre y sexo a las personas transexuales, por otro.
Ambas conquistas se han logrado gracias a la lucha de muchos años de los colectivos de gays, lesbianas y transexuales, y al apoyo de algunos partidos y sindicatos, y a pesar de las trabas y obstáculos que las mentalidades conservadoras de siempre han puesto, primero a la aprobación y después a la ejecución de estas reformas.
En el terreno de lo negativo tenemos que señalar y denunciar que se han defraudado una vez más las expectativas creadas por numerosas promesas hechas desde el Gobierno a los colectivos de ex-presos sociales, que han visto cómo se echa para atrás la aprobación de la norma que permitía indemnizar y reparar económicamente la injusticia cometida con muchas personas que fueron privadas de libertad y sometidas a tratos degradantes por la mera sospecha, muchas veces, de homosexualidad, en aplicación de las leyes franquistas de vagos y maleantes y de peligrosidad social, en vigor hasta bien entrada la democracia.
Tenemos que denunciar, asimismo, que dentro de las fronteras de la Unión Europea se sigue practicando la homofobia, la lesbofobia y la transfobia de forma abierta y grosera, sin que las autoridades europeas hagan nada o casi nada para impedirlo y sancionarlo. Nos habían hecho creer que la discriminación por razón de orientación sexual estaba prohibida en los países de la Unión, pero la realidad, sin embargo, es otra, especialmente en algunos de los países recientemente incorporados, como Polonia, donde se están produciendo atentados gravísimos contra los derechos humanos de gays y de lesbianas, promovidos desde los propios poderes públicos, sin que intervengan las instituciones europeas.
Y si nos vamos al Tercer Mundo o a países de otras órbitas culturales (la mayoría), nos encontramos con realidades auténticamente demoledoras: criminalización de las relaciones homosexuales, persecuciones y un total ocultamiento para poder sobrevivir en medio de la homofobia más hostil. Incluso sigue existiendo la pena de muerte para los homosexuales en nueve países.
Se puede decir que aquí, en nuestro entorno más cercano, la principal forma de homofobia es la que podemos denominar “ocultamiento forzoso”, un ocultamiento que tiene su razón de ser en la percepción que tienen gays y lesbianas de que la realidad que les rodea sigue siendo hostil para ellos y ellas, indicio claro y suficiente de que las cosas han cambiado pero no lo suficiente. Y aun está pendiente la inclusión de los procesos completos de reasignación de sexo entre las prestaciones gratuitas de los sistemas públicos de salud para las personas transexuales, el colectivo que padece un mayor riesgo de exclusión social.
Hay que seguir, por tanto, trabajando, para consolidar los logros obtenidos, y para hacer frente a la discriminación social, que persiste y tardará en desaparecer, dado su arraigo profundo en la mentalidad colectiva después de siglos de homofobia y transfobia. Por eso tiene pleno sentido seguir celebrando y reivindicando con ocasión del 28 de Junio, el Día Internacional por los Derechos de Gays, Lesbianas y Transexuales. Hasta que consigamos una sociedad de personas plenamente libres e iguales.
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