Tibet: otras versiones
Cuando vemos el interés con que todas las televisiones nos informan del problema entre China y el Tibet, quizá sea necesario oír otras versiones.
James Miles (The Economist): No se trataba de una manifestación pacífica.
Las noticias sobre los acontecimientos de este fin de semana en el Tibet nos informaron que en la manifestación contra la ocupación china se produjeron de 80 a 100 muertos. Nos contaron que los monjes vestidos de naranja se manifestaban por la libertad y por la democracia, cuando la policía china les disparó y les abatió sin piedad. Testimonios occidentales ahí presentes nos cuentan que la realidad de los hechos es muy diferente. El primer testimonio es el periodista James Miles, del periódico The Economist. Es el único periodista acreditado en la capital tibetana de Lhassa. Según Miles, no se trata de manifestaciones pacíficas, sino de una revuelta violenta. Comenzó el viernes, un poco después de medio-día, cuando unos pequeños grupos de jóvenes tibetanos, armados de sables, cocktails Molotov y porras, atacaron los comercios de los Hui, robándo e incendiando sus locales. Los Hui constituyen un grupo minoritario musulmán que habita la región desde hace siglos. La revuelta era de naturaleza étnica y racista. La policía china, escribe el periodista, hizo prueba de una gran retención, y casi no ha intervenido. Durante toda la tarde del viernes, el testigo no vio ni un solo policía armado. Sólo a partir del sábado a medio día empezaron a aparecer los primeros agentes armados.
Un turista danés: “Los monjes y los jóvenes enfurecidos estaban fuera de sí”
El segundo testigo es un turista danés en Lhassa. Su testimonio concuerda con el del periodista de The Economist. Su relato fue publicado el pasado sábado en el periódico “Politiken”. El testigo afirmaba: “ Monjes y jóvenes de 15 a 16 años han asaltado los comercios chinos, tirando puertas y ventanas abajo, incendiando los comercios y moliendo a palos a los chinos que se cruzaban por su camino. He asistido a agresiones muy brutales. He visto cómo fueron capturados dos chinos, según lo que he podido observar, y fueron linchados hasta la muerte. Al principio, la policía era muy reticente. Los monjes y los jóvenes enfurecidos estaban fuera de si. Sólo a partir del momento en el que se acercaron del Palacio de Invierno los manifestantes se enfrentaron a la policía, a los militares y a los vehículos del ejercito, sobre los cuales se encontraban armas. Todo lo que se encontraba a nuestro alrededor era víctima de las llamas, incluyendo los vehículos de la policía, los camiones de bomberos, las tiendas y los comercios chinos. La situación estaba totalmente fuera de control. Los ataques contra los comercios chinos continuaron sin piedad”.
Pekín : "La policía no ha utilizado armas de fuego. El levantamiento estaba planificado”.
Lo que dicen los dos testimonios anteriores concuerda con lo que afirman las autoridades chinas. Ahora también, la reconstitución de los hechos a partir de las fuentes chinas parece mucho mas fiable de lo que nos dan a entender las agencias de prensa internacional. El presidente del gobierno de la Región autónoma del Tibet ha afirmado finalmente que 13 civiles inocentes habían perdido la vida. Los manifestantes les habían quemado vivos o molido a palos. Estos mismos manifestantes también habían herido a sesenta agentes, de los cuales cinco estaban en un estado grave o muy grave. Se incendiaron 300 edificios, de los cuales 214 eran tiendas y comercios. Paralelamente, 56 vehículos fueron parcial o totalmente destruidos. El presidente del gobierno ha afirmado, al igual que los dos testimonios anteriores, que las tropas del orden se han mostrado reticentes a intervenir. Afirma explícitamente: “No hemos utilizado armas de fuego”. Las autoridades están convencidas que el levantamiento armado estaba planificado por adelantado y que había sido organizado. Las autoridades culpan al Dalai-Lama de organizar los levantamientos.
Un turista español : “Golpeaban a la gente con piedras, cuchillos de carnicería, machetes,...”
El periodista Benjamin Morgan, que trabaja para la Agencia France Presse, ha entrevistado a varios turistas que volvían del Tibet. Entre los entrevistados se encuentra el español Juan Carlos Alonso (46 años), que estuvo en Lhassa del miércoles al domingo pasado. “Los jóvenes querían destruir todo lo chino que se cruzaba por su camino. Tenían cuchillos, piedras, machetes, cuchillos de carnicería,...etc. Muchos chinos corrían para salvar sus vidas. He visto, al menos 35 chinos heridos. He visto cómo los manifestantes sacaban a la fuerza una joven de su casa y le golpeaban con piedras, al tiempo que gritaba “Socorro”.
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