Quítame todos los derechos que tengo... ¡pero no me toques mi viaje de puente!
Pedro Antonio Honrubia Hurtado
España es un estado abiertamente fascista. Había pocas dudas al respecto, pero todas han quedado resueltas ya. El tiempo record en que el gobierno, vía aprobación real, ha militarizado todo un sector económico ante la huelga de un grupo de trabajadores/as, sólo es posible en un estado que no cumple con los mínimos requeridos para ser, si quiera, una democracia de baja intensidad. Que un grupo de policías y Guardias Civiles irrumpiese amenazadoramente en el lugar donde los trabajadores en Huelga estaban realizando una reunión sindical, simplemente es una muestra más de lo dicho.
La decisión gubernamental de militarizar el espacio aéreo español, siembra un precedente sumamente preocupante para los intereses de la clase trabajadora en su conjunto. Ya amenazaron con hacer algo similar cuando la reciente Huelga “salvaje” de los trabajadores/as del metro de Madrid. Ahora, simplemente, lo han hecho. Cualquier huelga que toque los cojones a los intereses de estado, es decir, a los intereses de la patronal española, podrá ser atacada a partir de ahora sin ninguna piedad. Militares, policías y guardias civiles se encargarán de ello. Sólo hace falta un Consejo de ministros, más una firmita del Rey. Eso es lo que hay, y, lo peor, es lo que habrá de aquí en adelante cada vez con menos vergüenza.
Amenazan incluso con juzgar a los controladores aéreos por el delito de “sedición”. Hablan de despidos masivos y de ataque sin contemplaciones contra los causantes y responsables del “caos” en el que se ha instalado el territorio español desde ayer a las cinco de la tarde. Repiten mucho, por cierto, la palabra caos. Tanto que, como no podría ser de otra manera, la aborregada ciudadanía llega a creérselo. Fundamental para que las clases trabajadoras se pongan del lado del gobierno en sus medidas fascistas. El golpe militar de 1936 también venía a sacar a España del caos. Eso decían.
Así, pues, la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas apoyan las decisiones del gobierno. Otros muchos/as andan escandalizados porque no podrán hacer ese viaje de puente que tenían organizado a Londres, París o Praga. ¡Menudo quilombo!
Solidaridad con los afectados, escriben muchos en los foros de medios como Público o El País, por hablar únicamente de los medios que se consideran con un núcleo de lectores “progresistas”. En los de la derecha tradicional, ni hablamos. El controlador huele a azufre.
¿Solidaridad con qué?, ¿solidaridad con quién no podrá hacer su viaje de puente? Vamos, vamos, que me da la risa. Con la que está cayendo en España y resulta que la ciudadanía se escandaliza e indigna de forma masiva porque un grupo de trabajadores deciden hacer una huelga y paralizar el espacio aéreo español.
No hay escándalo ni indignación, sin embargo, ante la retirada del subsidio de los 426 euros, ni ante la privatización, precisamente, del 49% de los principales y más rentables aeropuertos del estado español, o de esa gallina de los huevos de oro que son las loterías. No hay escándalo ni indignación por esa reforma laboral que pondrá nuestro despido en bandeja de plata a los empresarios sin escrúpulos, esa reforma de las pensiones que nos hará tener que trabajar hasta los sesenta y siete años, la bajada de sueldo de los funcionarios, esas cantidades ingentes de dinero que se han regalado a los bancos y cajas, o esa ley hipotecaria abusiva que trata al deudor poco menos que como a un delincuente.
Esta es la mayor muestra de alienación capitalista que los ciudadanos del estado español han dado en mucho tiempo, y ya es mucho decir. Incapaces de mover un dedo ante el brutal ataque neoliberal que venimos sufriendo en los últimos meses, salvo esa tímida y timorata Huelga General, resulta ahora que el no poder recibir turistas extranjeros por unos días, o el no poder hacer ese viajecito de puente que teníamos planeado, es asumido casi como si del fin del mundo se tratase. Con olas de indignación masivas, que han llamado incluso al linchamiento de los controladores en Huelga.
En fin, no está del todo mal que ocurran estas cosas para que vayan cayendo las pocas máscaras que quedan ya en esta farsa que llaman España. De ayer a hoy han caído dos muy importantes. El estado se ha mostrado en su más íntima naturaleza fascista. Los ciudadanos, bueno, mejor dicho, esas masas de robots alienados que comen, duermen, follan, trabajan y consumen, también han demostrado que están para lo que se les mande. Se puede hacer con ellos/as lo que se quiera, por muy ultrajante que sea, que ellos/as sólo se indignarán si alguien se atreve a poner en riesgo su viaje de puente o cualquier actividad cuasi burguesa por el estilo que les afecte directamente.
Ya me puede usted quitar todos los derechos sociales y laborales que quiera, pero, eso sí, ni se le ocurra tocarme mi viaje de puente. Alienación capitalista elevada a su máxima potencia. Y el fascismo que crece y se hace cada vez más fuerte. Normal, con este panorama, quién puede esperar otra cosa...
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