El Tribunal Supremo condena a Almuñécar por multiplicar de forma ilícita sus hoteles
Carlos Morán. Ideal
No todo vale para lograr convertirse en una potencia turística. Es lo que ha venido a decirle el Tribunal Supremo al Ayuntamiento de Almuñécar en una reciente sentencia que aborda un caso concreto, la conversión ilegítima de una zona verde en suelo hotelero, pero de la que emana una lección general: un consistorio no puede servirse del ’truco’ de ir encadenando sucesivas modificaciones puntuales para cambiar su plan de ordenación urbana (PGOU).
Dicha práctica ha sido muy habitual en la ciudad sexitana en la última década. De hecho, en la resolución en cuestión, el Alto Tribunal anula uno de esos retoques teóricamente ’puntuales’, pero lo relaciona con otros dieciocho más -la suma total tras unos diez años de urbanismo feroz en Almuñécar rondaría el centenar y medio-.
Es decir, que la excepción era la regla y el PGOU original, con tanto parche, acababa totalmente ’desnaturalizado’.
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