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Almuñécar contra la corrupción

El rapto de Europa

Hugo Martínez Abarca

Synaspismos viene de estar en torno al 4% de apoyo electoral. En muy poco tiempo ha montado una nueva organización más amplia y renovada, Syriza, que ayer obtuvo el 27% de voto y estuvo al 3% de gobernar mostrando a Europa que la izquierda no sólo puede estar en el 10% de voto sino que puede romper el bipartidismo y a partir de ahí intentar conseguir gobernar para cambiar el país, el continente y el mundo. Esto no es retórica: Europa habría cambiado ayer si Syriza gana en la periférica Grecia y por eso se generó el pánico en las élites financieras y políticas de la Unión Europea.

Hoy un vistazo a las portadas del kiosko revela lo que obscenamente se ha mostrado durante los días de pánico en los palacios de la UE: que esta UE no sólo blinda económicamente las políticas neoliberales sino que políticamente es incapaz de digerir que las urnas de un pueblo, por periférico y pequeño que sea, salgan del cauce que para ellos se prevé en los despachos. Europa ha sido capaz de digerir la nueva constitución húngara (que acaba con el pluralismo político, religioso e ideológico), fue capaz de acoger sin dificultad a Berlusconi y está presidida por el anfitrión de la cumbre criminal de las Azores… pero esta semana se la ha pasado generando una propaganda del terror amenazando incluso el mismo domingo con que si no votaban de acuerdo con los deseos de Merkel Alemania impediría que Grecia tuviera dinero para pagar en julio las pensiones.

Europa se ha mostrado como una mafia. Cualquiera que disienta de las políticas antisociales tiene que haber percibido estos días en Grecia que la UE hará todo lo posible por destrozar sus proyectos políticos: es crucial el blindaje del bipartidismo como cauce por el que podemos seguir diciendo que somos democracias mientras cedamos los gobiernos al suicidio social.

No tengo mucho que reprochar a Syriza entre otras cosas porque no soy ningún experto en política griega ni mucho menos. Pero sí creo que cometió un error que cometemos en demasiadas izquierdas. Cuando la euromafia salió en masa a señalar a Syriza como partidaria de sacar a Grecia del euro su urgencia fue la de desmentirlo, asumir que esa amenaza sí que era una amenaza contra el pueblo griego y pasearse por toda Europa anunciando que Syriza nunca sacaría a Grecia del euro.

¿Por qué asumir que bajo ningún concepto se moverá uno del tinglado mafioso de Bruselas? No tengo nada claro que la solución para los países machacados esté en la salida del euro: creo que tanto permanecer como salir nos lleva a inmensos problemas. Lo que sí está clarísimo (y al pánico de la euromafia me remito) es que quien tiene pavor a que salgamos los países periféricos del euro son los países centrales y fundamentalmente Alemania. Islandia pudo hacer lo que hizo porque no estaba bajo el dominio de ningún otro poder (pese a que Holanda y Gran Bretaña lo intentaron para salvar a sus bancos, acreedores de la deuda ilegítima islandesa). ¿Por qué había que declararse por encima de todo parte del euro? ¿No cabía anunciar, por ejemplo, que la permanencia o salida del euro la decidirían los griegos previo debate a fondo de sus consecuencias para Grecia y que si a Merkel le daba pánico que se tomara una tila y se callara? ¿Qué iban a negociar si no los buitres? El cuestionamiento de su tinglado es la única amenaza: y es muchísimo más dura para ellos que para los pueblos que ya estamos sumidos en el caos y la miseria. Es muy difícil pensar, por ejemplo, en el impago de buena parte de la deuda (de la que son acreedores bancos alemanes fundamentalmente) sin cuestionarse la permanencia en el aparato de Bruselas.

Probablemente el único pánico que se ha conseguido generar entre los griegos que han decidido continuar el suicidio social fue el terror al caos, al averno que hay a la salida del euro. Y creo que las izquierdas europeas deben empezar a acabar con ese instrumento de chantaje: ya sabemos con qué amenazarán a los españoles si llega (¿por qué no va a llegar aquí como en Grecia y tan rápido como allí?) el día en que es posible vencer políticamente al 1%. ¿De verdad tenemos que contribuir a ese eurooptimismo según el cual sería terrible para nuestros pueblos salir de un euro diseñado para unas élites financieras que nos desangran? ¿No sería más inteligente plantarse y aclarar de una vez que, como se ha evidenciado esta semana, quienes tienen que tener pánico a nuestra posible salida son esos que nos están machacando?

O cambiamos el miedo de bando o el miedo impedirá todo cambio.

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