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Almuñécar contra la corrupción

Perplejidades

Perplejidades

Tomás Hernández. Costadigital

Perplejidades

    Y ninguna buena.

    Lo perplejo, dice el diccionario, es como si ves unos papeles arrugados (pleco, ‘cerrar’, ‘doblar’) en el suelo y dudas si abrirlos o no por la incertidumbre de lo que puedas encontrar en ellos.

    Irresolución, confusión, duda, llama el DRAE  a la perplejidad.

    Lo mío, en esta sobremesa de lluvia en huida, olor a tierra mojada y eucalipto, es confusión.

    Anoche, mientras oía el agua, del mar, del cielo, veía ‘Inside job’. Algunos de los banqueros que urdieron en USA la descomunal estafa de las hipotecas basura pasaron a aconsejar a los gobiernos de Clinton, Bush Jr. y Obama. Después de dejar a las empresas asesoradas en la bancarrota y el fraude, luego rescatadas por el gobierno, recibieron indemnizaciones dignas de Alí Babá.

    Las mismas compañías de calificación (Moody’s, Standard&Poor) que valoraron los bonos basura como AAA (lo mejor de lo mejor, y además seguro), son ahora las encargadas de evaluar economías como la española, italiana, después de haberse tragado ya a Grecia, Portugal, Irlanda.

    Prestigiosos economistas de prestigiosas universidades norteamericanas, asesoraban a quienes invertían para arruinar los propios productos financieros que ellos lanzaban al mercado y así robar más en menos tiempo. Todos siguen ufanos en sus cátedras.

    En la piel de toro, o sea, aquí, leo que ‘la ayuda a la banca dispara el déficit y la deuda del Estado’. O sea, que quienes están ‘tiesos’ son los bancos por su pésima, voraz y disparatada gestión. Pero ahora los costearemos entre todos porque ‘su’ déficit, el de ellos, y no las necesidades del país, o sea, todos los demás, es sagrado. Entonces, ¿quién ha vivido aquí por encima de sus posibilidades? ¿Bankia o yo?

    La última de las perplejidades que trae la sobremesa, esperando el Sevilla-Barça de esta noche, son las declaraciones de la exsecretaria de nuestro Ilmo. Ayuntamiento. Las recoge este periódico.
   
    La alcaldesa demanda por injurias y descalificaciones a la exsecretaria por una aplaudida conferencia impartida para simpatizantes de un partido político. Y ahora, la conferenciante vehemente y excesiva, a tenor de lo leído aquí, acusa de tergiversación y ‘fueras de contexto’ al periódico de ese mismo partido para el que habló, y a otro digital cuya directora fue jefa de protocolo cuando gobernaba ese mismo partido.

    Un maldito embrollo como aquella estupenda película de Pietro Germi y una Cardinale de pecado. Mortal.

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