Ad hominem
Tomás Hernández (costadigital.es)
Leo la entrevista preelectoral con la máxima autoridad del municipio que publica este periódico. En la indignación que me produjo la altanería, el menosprecio, la soberbia y el falseamiento de la realidad de las respuestas, tomé algunas notas apresuradas para hacer notar la manera en que las respuestas no se ajustaban a las preguntas, sino que se transforman en un ataque, despectivo, a cuantos discrepamos de su gestión municipal.
Esta mañana tiré todas esas notas a la papelera, decidido a no escribir más sobre asuntos locales.
Esta tarde cuando vuelvo de almorzar con unos amigos, leo las anotaciones de mi amigo Paco Morgan (lean su blog, Morganrojo) sobre esas respuestas. Sin tanto conocimiento de la realidad política como tiene Morgan, vi en su artículo algunas de las notas que yo había tomado sobre la entrevista y mucho mejor dichas.
Así que, al margen de que lo que yo pensaba ya lo había dicho él, me sostuve, y me sostengo, en mi decisión de no dedicar ni un minuto más de tiempo a la gestión municipal ni a su gestor. Si semejante menosprecio al ciudadano nos gobierna es porque personas convencidas lo votan mayoritariamente. Y eso es también la democracia.
Sólo una observación. Contestar a una crítica con una descalificación de las personas que disienten, es una miseria tan antigua como el hombre. Los clásicos la llamaban argumentación ‘ad hominem’ y se usó contra homosexuales, marginados y disidentes políticos y religiosos. Y es una actitud miserable, escribió Carl Sagan.
Y lo es. Antes y ahora.
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